Según un estudio
publicado en la revista médica American
Journal of
Epidemiology, los hombres que piensan que su
mujer no les quiere lo suficiente son tres veces más propensos a desarrollar
una úlcera. (1)
Y en otro estudio que se realizó haciendo un
seguimiento a mil mujeres a las que acababan de diagnosticar cáncer de mama, al
cabo de cinco años se contabilizó el doble de fallecimientos entre las que
aseguraron haber recibido poco cariño en su vida. (2)
Por último, entre los hombres con patologías
cardíacas, los que se sienten amados por sus esposas presentan la mitad de
síntomas que el resto, según indica otro estudio. (3)
Si le pregunta a un médico, éste le dará
explicaciones científicas sobre estos fenómenos. Le explicará que nuestro
cerebro y nuestras emociones juegan un papel importante sobre el ritmo cardiaco
y sobre nuestro sistema inmunitario, regulados por las hormonas producidas por
la hipófisis, una glándula situada en el cerebro.
Y es cierto. Los pensamientos negativos, el
sentimiento de no ser amado, afectan a la respuesta inmunitaria, someten las
arterias a presión y desencadenan la producción de ácidos en el estómago, que
pueden favorecer la úlcera. Por el contrario, sentirse bien, y sobre todo
sentirse querido (por su cónyuge, pero también por otros miembros de su familia
y por los amigos) estimula la capacidad de autosanación del cuerpo.
Pero lo importante no son los mecanismos por los
que el amor se manifiesta, sino más bien cómo expresar su amor o amistad a quienes
le rodean, especialmente a los que sufren, o a los que están enfermos, para
ayudarles a sanar.
El problema no es tanto que no sintamos amor
hacia los demás, sino que nos cuesta encontrar la manera de expresarlo.
Los cinco lenguajes
del amor
Según el psicólogo y
terapeuta de pareja Gary Chapman, no todos tenemos la misma forma de expresar
nuestro amor, lo que puede dar lugar a graves malentendidos. Hay cinco maneras
de expresar el amor: (4)
Para algunos, es a través de palabras de aprecio (lenguaje n° 1). Por ejemplo, con frases como
"Estás muy elegante con ese traje”, “Has hecho un excelente trabajo”,
"La comida está deliciosa", "Conduces fenomenal",
"Gracias por tu ayuda "...
Para otros, se trata de compartir tiempo y momentos de calidad (lenguaje n° 2), es decir, cuando dejamos toda
actividad para ocuparnos del otro, para salir a un restaurante o pasear los dos
solos.
Otros son más sensibles a los regalos (lenguaje n º 3) que, por supuesto, constituyen una
manera excelente de decir "te quiero". Los regalos no tienen por qué
ser caros. Puede ser un ramo de flores o una camiseta que al otro le ha gustado
en un escaparate y que no se atrevió a comprar. Los niños no dudan en
mostrarnos que nos quieren regalándonos algo fabricado por ellos o unas simples
flores recogidas en el campo.
Ayudar o hacer favores (lenguaje n° 4) funciona especialmente bien para
algunos. Gary Chapman lo explica así: "Me refiero a todo lo que usted cree que puede
complacer a su pareja: cocinar, poner la mesa, pasar la aspiradora, limpiar,
cambiar los pañales al bebé, pintar el dormitorio, ocuparse del mantenimiento
del coche...".
Por último, el lenguaje nº 5 es el contacto físico. Las caricias, y no sólo las que
tienen una connotación sexual: poner la mano sobre la de su pareja a la hora
del café, estar abrazados mientras se ve la televisión, besarse en un semáforo
rojo...
Para asegurarse de que aquellos a quienes usted
ama perciben ese amor, debe comprobar que utiliza el lenguaje (o los lenguajes)
que ellos entienden.
Un juego para
determinar cuál es su idioma y el de su pareja
El juego del
depósito lleno:
Cada uno le plantea al otro: "En una escala
de 0 a 10, ¿cómo de lleno piensas que tienes tu depósito emocional respecto a
cada tipo de lenguaje (palabras de aprecio, tiempo de calidad, favores, regalos
y caricias)?". Después de obtener la respuesta, la siguiente pregunta es:
"¿Qué puedo hacer para aumentar el nivel? " Ahora cambien los
papeles, para que ambos tengan su depósito emocional lleno.
Para entrar en más detalle, uno puede hacerse
las siguientes preguntas:
1.
¿Qué es lo que más
me duele de todo lo que mi pareja hace o deja de hacer?
2.
¿Qué es lo que yo
reclamo más a menudo a mi pareja?
3.
¿Cuál es mi forma
más frecuente de expresar mi amor a mi pareja? Si, por ejemplo, la suya es
hacerle favores a menudo (lenguaje nº 4), es probable que usted mida el amor
que usted recibe de su pareja también en función de la cantidad de veces que él
o ella hace cosas por usted. Pero, ¿no será que su pareja ha tratado de
expresar su amor por otro de los cuatro medios (palabras de aprecio, tiempo de
calidad, regalos o caricias), sin que usted haya prestado suficiente atención?
Si siente que las
cosas han cambiado entre usted y su pareja, y eso que han vivido juntos
momentos maravillosos, pregúntese: "En aquel momento, ¿qué era lo que me
gustaba tanto de él (o de ella)? ¿Qué cosas decía y hacía que alimentaban mi
deseo de estar cerca?" Estos recuerdos le pueden dar una idea de cuál es
el tipo de lenguaje de amor que a usted le llega con más claridad.
Los lenguajes del
amor también se aplican a los niños
Las palabras de aprecio (lenguaje nº 1)
brotan fácilmente cuando el niño es muy pequeño y día a día nos maravilla con
sus avances. Pero la comunicación entre un adulto y un niño puede empobrecerse
rápidamente y de forma radical a poco que nos descuidemos. ¿Le suena este
diálogo con su hijo?
- ¿Qué tal ha ido el día?
- Bien
- ¿Te gusta tu profesor de este año?
- No está mal.
- ¿Has hecho nuevos amigos?
- Sí
- ¿Son simpáticos?
- ¡Sí!
- Pronto llegan las vacaciones. ¿Estás contento?
- ¡Pues sí!
- ¿Sigues jugando al fútbol?
- Sí
- Eso está bien.
Esta manera de "comunicarse" con su
hijo obviamente es catastrófica a largo plazo, ya que se trata de una falsa
comunicación. El niño no descubre ni aprende nada, ni el adulto tampoco. No hay
intercambio, no hay enriquecimiento mutuo, no se transmite ninguna emoción. No
hay una comunicación que vaya construyendo la relación.
Una manera mucho más eficaz para iniciar una
conversación con un niño, incluso si es muy pequeño, es compartiendo de forma
sencilla, y por supuesto con sensibilidad, cosas interesantes de su propia
vida. “Hola Antonio, ¿qué tal te ha ido el día? Yo he llegado tarde al trabajo
esta mañana porque había un accidente terrible en la carretera (bla, bla,
bla...)”. “En la oficina, me llamó un cliente que estaba furioso: le habían
entregado una planta tropical en vez de un taladro eléctrico (bla, bla,
bla...)”.
Verá que el niño no se pierde una palabra de las
"aventuras" que usted le cuenta y, muy probablemente, cuando usted
termine su relato, su hijo se pondrá espontáneamente a hablar de cosas que son
importantes para él, sin que usted tenga que tirarle de la lengua.
En cuanto al tiempo de calidad (lenguaje nº 2),
puede consistir en participar en algún juego que al niño le guste
especialmente, incluso simplemente en salir a hacer algo con él. Pero la forma
más eficaz es dedicarle un poco de tiempo (y de reflexión) y hacerle descubrir
algo importante de su vida, por ejemplo, de su trabajo.
Hay demasiados niños que no saben en qué
consiste realmente la profesión de sus padres. No obstante, aun cuando su
actividad sea particularmente difícil de entender para un niño (director de
proyectos de marketing, por ejemplo), reflexione y se dará cuenta de que hay
muchas pequeñas tareas que usted realiza como parte de su trabajo y que un niño
puede comprender perfectamente. Tomarse el tiempo de introducir a un niño en
esta parte de su vida es una manera fantástica de ayudarle a crecer.
Respecto a los regalos (lenguaje nº 3), su
papel será precisamente ayudar a su hijo a valorar las pequeñas cosas, los
detalles. Cuando regale, intente que sus regalos transmitan el mensaje de
cuánto ha pensado al comprarlo en quien va a recibirlo y cuánto cariño hay
detrás, en lugar de simplemente llenar a sus hijos de caprichos.
Ayudas y favores (lenguaje nº 4):
desde que los niños vienen al mundo, los padres les bañan, les visten, les
lavan la ropa, les preparan el desayuno… Los chavales necesitan ir ganando
autonomía poco a poco, asumiendo responsabilidades y aprendiendo a manejar las
pequeñas frustraciones y esfuerzos que lleva aparejada la vida. Dentro de ese
contexto, las ayudas y favores que les presten los padres (ayudarles a arreglar
la bicicleta, ayudarles con sus tareas escolares...) serán también para ellos
una manifestación del amor de sus padres, y no simplemente algo normal a lo que
tienen derecho por el simple hecho de ser sus hijos y que no hay que valorar.
Contacto físico (lenguaje nº 5):
vasto tema, apasionante. Hoy sabemos que los bebés prematuros que no son
acariciados regularmente crecen mucho menos. A los niños les encanta
acurrucarse, abrazarse, que les rasquen; es parte de sus necesidades
fisiológicas. El problema se complica en la adolescencia, pero insistiendo un
poco, usted puede llegar a convencer a su hijo adolescente de los beneficios
del masaje en la espalda, por ejemplo.
Hay muchas maneras de hacer crecer el amor en su
familia y entre sus seres más cercanos. Y no lo olvide: ¡así mejorará la salud
de todos!
Juan-M. Dupuis
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